¿Hace cuánto que no te da un ataque de risa de esos buenos? que te duele la panza y te salen lágrimas.

Esta semana me dieron 3, pero yo creo que tenía meses que no me reía así.

Pero de esas risas pulgosas, que no puedes hablar y que hasta caes mal por que nadie entiende por que te dio tanta risa.

Lo bueno es que estaba sola con mi esposo y a él también le dio la simpleza.

No podíamos hablar de la risa….

Ahhh (suspiro después de reirte).

Tenía mucho de no sentirme así, relajada, sin presiones, sin ser tan intensa por cosas bobas.

Dos semanas antes, me había sentido todo lo contrario: súper abrumada, cero relajada, estresada… por más que quería ver las cosas que sí estaban funcionando y agradecer por lo que sí tenía, no – po – dí – a.

En un momento de meditación, y de pedir inspiración supe lo que tenía que hacer:

UNA PAUSA.

Literal, decidí poner en pausa todo (lo que se podía).

Claro que la ansiedad no se fue. Ahora estaba ansiosa por estar en pausa y no hacer nada

Entonces Dios me tuvo que volver a inspirar (dijo con esta tenemos que ser más directa): DISFRUTA LA PAUSA

Ahhh, ahora sí, ya te caché.

Para mi disfrutar la pausa era hacer cosas que me gustan y me llenan, reconectar con las cosas simples, reconectar con lo que me hace SER.

Me di cuenta que llevaba mucho tiempo en el HACER, y me había olvidado de solo SER.

Así que dije, bueno venga, vamos a sólo SER:

Compré un libro (me encanta leer) chic lit, osea un libro relajado, no intenso, no para aprender solo para leer.
Empecé a darme tiempo para hacer ejercicio, pero un ejercicio que me gusta y por el tiempo que tenía ganas: 10min de bailar
Como estaba en pausa en otras cosas, disfruté el tiempo con mis hijos sin estar dividida y fuimos a caminar al parque sin un objetivo (como me encantaba hacer eso antes)
Y bueno, sigo en eso. Sigo en mi pausa, disfrutándola, solo haciendo cosas que me hacen sentir bien (incluyendo escribir este correo).

Y a los tres días de empezar a disfrutar mi pausa: llegó el primer ataque de risa.

Me sentí yo otra vez: esa Lulú, boba, relajada, simple… feliz.

Ser feliz es abstracto. ¿Qué es ser feliz para ti?

Para mí, ser feliz (entre otras cosas) es reírme de verdad.

Y me di cuenta que llevaba días (meses) de no reírme pulgosamente, con dolor de panza y lágrimas… entonces llevaba días de no sentirme realmente feliz.

Es muy sutil empezar a caer en ese lugar donde realmente no nos sentimos felices, plenas, nosotras mismas.

Pero también es sutil el regreso… o más bien, podemos hacerlo con cosas sutiles.

Cada quien es diferente, totalmente diferente.

Para una hacer ejercicio es lo más pesado que le pueden decir que haga, para otras sacan la energía deliciosamente. Igual con leer, meditar, correr, bailar.

¿Qué te hace feliz a ti? Cómo puedes reconectar contigo misma con pequeñas cosas que puedes hacer todos los días.

Me di a la difícil tarea de meterme en un rabbit hole en pinterest para hacerte una lista a ver si te inspira algo.

Pongámosle de nombre:

Actividades de reconección con ella misma para la mamá ocupada (osea todas las mamás)