Todavía no he conocido a una mamá que no explote ni pierda la paciencia… la neta.
No se porque, si creo que no aún no existe jaja, esperamos nosotros ser mega pacientes y nos sentimos las peores mamás del mundo cuando explotamos.
Bueno, si puedo entender de donde nos sentimos las peores madres del mundo… y es de esa carita de ojos tristes que le viste a tu hijo cuando le gritaste.
Nos duele. Nos duele gritarles y exlpotar, pero la realidad es lo que lo vamos a hacer y lo vamos a seguir haciendo.
Hay que tratar de estar mejor nosotros para no explotar, pero no creo que lleguemos a hacer lo zen suficiente para no perder nunca la paciencia. Somos humanos.
Pero lo mejor, es entender que no pasa nada. Es normal. Perder la paciencia y no estar zen todo el tiempo no está mal.
La clave está en reparar.
No existe ni la mamá perfecta, ni la paternidad perfecta. Lo que si existe es esa oportunidad de reparar el momento donde perdimos el control, y mientras lo hagas tu hijo se sentirá visto, amado, seguro.
Cuando tu reparas ese momento, el mensaje que le estás dando a tu hijo es que incluso y apesar de que se cometan errores, nos seguimos amando.
Le enseñas a tu hijo a tener compasión y empatía.
Le aseguras a tu hijo que lo amas.
¿Como podemos reparar? Siendo vulnerables y aceptando lo que pasó.
Reparar no quiere decir que luego vas y lo llenas de abrazos porque te sientes culpable de haberle gritado.
Reparar quiere decir aceptar que perdiste el control, pedir perdón y reconectar.
Reparar no quiere decir que tienes permiso para gritarle siempre. Reparar quiere decir que hay una oportunidad de volver a ganarme el respeto y la confianza de mi hijo (y mantenerla).
Así que, en lugar de sentirte culpable cuando explotes mejor recupérate, respira y ve como puedes reparar ese momento.
No somos mamás perfectas, pero somos mamás llenas de amor y eso debe de contar por muchos puntos ¿no?